¡Un buen profesor puede cambiar la vida de una persona! Todo profe quiere poder llegar a influir en sus alumnos para que se conviertan en personas productivas dentro de la sociedad. Pero lograr esto requiere de métodos de docencia excepcionales y una forma de enseñanza que realmente llegue a inspirar a nuestros estudiantes.
La pregunta que muchos profesores nos hacemos es: ¿Qué nos convierte en un «buen profesor»? La respuesta es mucho más complicada de lo que piensas.
Hay muchas cualidades que nos vienen a la mente cuando tratamos de describir a un buen maestro o profesor. Vamos a tratar de nombrar algunas cualidades que consideramos especialmente importantes.
1. Muéstrate abierto al trabajo en equipo
Muchos maestros se ven a sí mismos como líderes cuando se enfrentan a la educación de un nuevo grupo de discentes. Sin embargo, el maestro ideal no es aquel que se considera LIDER sino, por el contrario, aquel que se convierte en GUÍA.
Cuando nos enfrentamos, como maestros, a un nuevo grupo de alumnos, muchas veces encontramos dificultades a la hora de saber cómo convertirnos en su apoyo para solventar sus dificultades y necesidades. Aquí es donde se supone que deben brillar las habilidades de un buen profesor. En lugar de ser un líder tiránico en el aula, intenta trabajar con tus alumnos como si fuerais un equipo para ayudarlos a obtener y retener el conocimiento.
Esto requiere una comunicación abierta y la voluntad de ser flexible con tus métodos. No es fácil, ¡pero se puede!
2. Muestra pasión al enseñar
Los profesores a menudo comienzan sus carreras con una pasión enorme por su trabajo. Lamentablemente, muchos pierden este sentimiento rápidamente a medida que la enseñanza se convierte en parte de una rutina. Repetir las mismas cosas y cubrir los mismos temas una y otra vez tiende a hacer que sintamos menos interés.
Esto es algo que afecta a todos los docentes, a pesar de que cubran una gran variedad de asignaturas y temas educativos.
Tristemente, el hecho de perder ese poquito de pasión, puede tener efectos muy perjudiciales en la calidad de nuestra enseñanza. Los estudiantes a menudo tienen que aprender muchos temas diferentes en períodos cortos de tiempo, lo que rápidamente genera desinterés por un solo tema.
Si tanto los estudiantes como profesores se sienten apáticos con el tema, es probable que no se de un aprendizaje significativo y de calidad.
Trata de encontrar algo interesante sobre el tema que estés dando que reavive la pasión que tenías por él. Es tan fácil como aprender cosas nuevas para presentarlas en el aula. Encuentra algo que despierte de nuevo tu interés y, ¡haz todo lo posible para presentarlo como el hecho más interesante que existe!
Si pones un poco de esfuerzo en la presentación, estimularás en tus alumnos un mejor aprendizaje. Los estudiantes también se motivarán a esforzarse más en su aprendizaje. Es un circulo virtuoso que puede dar grandes y bueno resultados.
3. Administra bien tu tiempo
No es ningún secreto que los maestros tenemos muchísimo trabajo. No solo hay que dedicar horas y horas a enseñar a nuestros alumnos en clase, sino que también tenemos que preparar la materia con antelación.
Refrescarse en temas, tanto nuevos como antiguos, ayuda a reforzar nuestro conocimiento y nos ayuda a mantenernos actualizados para cualquier pregunta o dificultad que pueda surgir.
Como todos sabemos, esto lleva mucho tiempo y es difícil hacer un seguimiento de cada uno de los diferentes temas que tenemos que cubrir. Sin embargo, esto es algo que se puede mejorar con una buena organización.
La gestión del tiempo es una parte absolutamente esencial de nuestra carrera y es, además, especialmente importante en el sector de la educación. Debemos de hacer lo posible por absorber, de alguna manera, toda esa información útil sin perder la noción de nuestro tiempo.
Utiliza tantos trucos útiles como puedas para reducir el tiempo que lleva preparar las clases y los temas a dar. Algunos profesores prefieren escribir notas y flashcards para leer antes de un tema importante. Domina el arte de hacer presentaciones útiles. Es una habilidad que puede reducir bastante el tiempo de preparación de nuestras clases.
4. Nunca, nunca, dejes de aprender
Ayudar a nuestros alumnos a aprender, es solo la mitad de nuestro trabajo. Los estudiantes no son los únicos de los que se espera que aprendan cada día. Los profesores tienen que estar constantemente en busca de información nueva y relevante que pertenezca a su campo.
Los educadores necesitamos estar actualizados y ser conscientes de que muchos temas cambian con el tiempo. A veces, se encuentra nueva información que cambia el rumbo de una disciplina científica. Otras veces, los fundamentos mismos de un campo cambian y esto significa hacer algunos cambios en la educación.
Lamentablemente, los maestros que no están constantemente absorbiendo nueva información no durarán mucho. Para enseñar a nuestros estudiantes de manera efectiva, debemos permanecer actualizados en la materia que enseñamos. Sigue leyendo y formándote tanto como puedas, y podrás mantenerte al día con los cambios.
La enseñanza es una habilidad que también se puede trabajar. Hoy en día, los profesores utilizamos gran variedad de recursos de aprendizaje y multitud de herramientas para obtener una mejor formación y ayudar a los estudiantes a aprender por sí mismos. Muchos otros, sin embargo repasan constantemente su metodología pedagógica para mejorar sus estrategias en el aula.
Lo que si podemos afirmar es que los docentes que apunten a perfeccionar su profesión, contarán con resultados muy positivos en el aula.
5. Aprende a superar obstáculos
La enseñanza es un trabajo muy específico, y como todo en la vida, tiene sus ventajas y desventajas. El año lectivo del profesor, a menudo, se considera uno de los principales beneficios de nuestra profesión. En lugar de tener doce meses de trabajo tradicionales, los profesores podemos descansar y recuperarnos mientras no hay clases.
Sin embargo, este tiempo se utiliza, muy a menudo, para preparar el programa de estudios y los materiales didácticos del nuevo curso. En cierto modo, los profesores nunca nos tomamos un descanso.
Los días largos a menudo nos resultarán insoportables, y en muchas ocasiones, nuestros estudiantes no nos pondrán las cosas fáciles. Es importante que no perdamos de vista nuestro objetivo final: la educación. Incluso los días malos se compensan con clases absolutamente preciosas y con un sentimiento real de pasión por enseñar.
Podrás lidiar con los días malos y los estudiantes distraídos una vez que te des cuenta de que estos inconvenientes son solo temporales. El principal factor que influye en la formación del alumno es la calidad de la enseñanza.
Conclusión
La enseñanza es una profesión que requiere de una enorme cantidad de paciencia y dedicación. Sin embargo, también es una de las profesiones más gratificantes que existen. Eres parte de uno de los sistemas más esenciales de la sociedad, ¡nunca lo olvides! La educación es crucial y la sociedad requiere buenos maestros como tú.
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