El Planeta Tierra está compuesto por dos grandes ecosistemas: el ecosistema marino y el ecosistema terrestre.
El ecosistema terrestre comprende la interacción dinámica de organismos vivos, su entorno físico y los procesos biogeoquímicos en la superficie terrestre. El ecosistema terrestre abarca una gran variedad de habitats diferentes, como, por ejemplo, bosques, selvas, desiertos o praderas.
En el ecosistema terrestre, las plantas, los animales y los diferentes microorganismos conviven de forma conjunta y se adaptan a distintos factores abióticos de cada uno de los habitats en los que tiene lugar su desarrollo vital. Los factores abióticos se refieren, entre otras cosas, al tipo de suelo o al clima de la zona; por ejemplo: en un ecosistema de frío (como la tundra) conviven animales muy diferentes a los que pueden haber en un ecosistema cálido (como el desierto).
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