¡Hola Familia! Estoy segura que si has llegado hasta este post, es porque estás buscando la forma de empezar a implementar el método Montessori en casa, y créeme, ¡no eres la única! Si sigues leyendo, te voy a echar un cable con esto.
Son muchas las mamis, papis, maestros y maestras que están igual que tú, y es que la metodología Montessori, a pesar de tener ya más de cien años, es cada vez más popular. ¿Por qué? Porque cada vez somos más conscientes de las limitaciones que presenta lo que conocemos como educación tradicional. Sí, yo también estoy de acuerdo en que hay muchas cosas que cambiar!
Dicho esto… ¡vamos allá!
¿Cómo y dónde empezamos? ¡Montessori en casa!
El enfoque Montessori no es solamente un enfoque educativo que pueda ser utilizado en las escuelas. Lo bueno (buenísimo) que tiene esta metodología, es que la puedes aplicar en casa, incluso si tu hijo no va a una escuela Montessori. Es decir, la educación Montessori en casa es totalmente complementaria a la educación en una escuela tradicional.
Crianza al estilo Montessori
Ahora bien, centrémonos en lo que realmente nos interesa…
Y esto son las cosas prácticas e implementables que podemos llevar a cabo para conseguir nuestro objetivo. Aquí te vamos a citar 10 cosas que puedes probar en casa para empezar a aplicar los principios Montessori.
- Baja el ritmo: esto quiere decir que planifiques menos y explores más la vida con tu hijo a un ritmo más lento. Esto le va a permitir tiempo para el movimiento, la conversación y la cooperación.
- Sigue al niño: es decir, pregúntate cosas como, «¿en qué está interesado en ese momento y cómo puedo proporcionarle cosas u oportunidades para profundizar en ese interés?»
- Inclúyelo en tu vida diaria: a los niños pequeños les gusta participar en la preparación de alimentos, poner la mesa, limpiar, hacer la colada, ir de compras y más. ¿Por qué no empiezas a implicarlo un poco más en todas estas tareas? Haz que se sienta útil.
- Mira las cosas desde la perspectiva de tu hijo: esto es esencial, por no decir imprescindible, para que nosotras mismas podamos entender el comportamiento de nuestro hijo y reconocer sus sentimientos.
- Usa alternativas, en vez de sobornos, recompensas y castigos: transformemos las motivaciones externas en formas de trabajar con nuestro hijo y resolver problemas juntos; en lugar de enfadarnos con ellos, les ayudamos a calmarse y luego hacer las paces.
- Observar objetivamente en lugar de hacer suposiciones o juicios: observa cómo se mueven, la comunicación que hacen, las actividades en las que están trabajando, sus interacciones sociales y cómo comen/duermen.
- Se tú misma la guía: nosotros somos los adultos que los guiamos, es decir, les damos tanta ayuda como sea necesaria y tan poca como sea posible. Nunca somos su jefe («haz lo que te digo») o su sirviente («haré todo por ti»).
- Prepararnos: y esto es realmente importante, prepararnos para cuidarnos a nosotros mismos, tener la suficiente paciencia, entender nuestro propio comportamiento y encontrar las formas de volver a la calma cuando se complique todo un poco y sea necesario.
Y ahora … ¿Cómo preparamos nuestro hogar?
Para empezar con el método Montessori en casa, es necesario que preparemos nuestro hogar para que sea, primero, más accesible y, segundo, más acogedor para nuestro hijo. ¡Aquí te damos algunas ideas para empezar!
Los muebles y las herramientas:
Busca mesas y sillas donde los pies de tu hijo se apoyen en el suelo. Esto quiere decir que si para que esto ocurra, necesitamos recortar las patas de la mesa o de la silla, hagámoslo. Busca herramientas pequeñas, como por ejemplo, una pequeña regadera, una fregona, o incluso una escoba y un recogedor.
Prepara las cosas para que el niño sea independiente:
Procura que en el espacio que estés preparando, las cosas estén lo suficientemente accesibles para el niño. Por ejemplo, coloca los ganchos para colgar la ropa o las bolsas a una altura que él pueda llegar.
Ten utensilios y cosas de limpieza listas para que él las pueda usar, y utiliza bandejas y/o cestas para organizar tanto las actividades como los materiales para que él mismo pueda manejarlas solo.
Mira el mundo desde los ojos de tu niño:
Créeme, para esto es importante que hagas este ejercicio tal cual te lo voy a describir. Siéntate en el suelo, y simula la altura de tu hijo para ver qué tan atractivo es el espacio desde su altura. No estaría de más que incluyeras alguna planta o alguna pequeña obra de arte a su altura, lo va a disfrutar y hará de esa esquinita de casa un lugar mucho más agradable.
Recuerda siempre «Menos es más»:
Ten menos actividades, y las que tengas, que hayan sido seleccionadas cuidadosamente. Esto elimina el desorden y favorece también la elección de las mismas por parte de nuestro hijo. Aprovecha para guardar en una caja cualquier cosa con la que ya no esté jugando y almacénala.
Almacenar y rotar:
Esto va en colación con el último punto, es decir, almacena la mayoría de las actividades, y deja solo unos pocos favoritos. Puedes ir cámbiándolas cuando tu hijo pierda el interés.
Prueba algunas actividades del estilo Montessori
Si ya tienes el espacio preparado con todos los puntos anteriores, quizás sea el momento de empezar a probar algunas actividades al estilo Montessori en casa, ¿no crees?
Este tipo de actividades son, en su mayoría, prácticas y fomentan la concentración, al mismo tiempo que desarrollan habilidades a medida que ellos mismos van dominando las propias actividades.
En general, las actividades y materiales Montessori alientan a nuestros hijos a ser aprendices curiosos y explorar el mundo que les rodea.
Aquí tienes algunas ideas para niños pequeños que podemos realizar en casa fácilmente:
- Música y movimiento: bailar, cantar, golpear/agitar instrumentos, correr, saltar, trepar, columpiarse, andar en bicicleta.
- Lenguaje: leer libros les va a empezar a proporcionar un lenguaje rico en la vida diaria o cestas de objetos y vocabulario clasificadas con tarjetas tipo flashcards (tienes muchos ejemplos aquí), son algunos ejemplos.
- Arte y manualidades: garabatear, pintar, cortar, pegar, coser, arcilla, estampar. Cualquier actividad con la que podamos trabajar la motricidad fina.
- Vida práctica (actividades de la vida diaria): por ejemplo, preparar una receta, ayudar a poner la mesa, limpiar, hornear, regar y cuidar las plantas, realizar actividades de jardinería, hacer la cama, ayudar con la colada, etc. Las posibilidades en este aspecto son muchísimas.
- Coordinación mano-ojo: enhebrar (cuidado aquí con las agujas, depende de la edad), clasificar oinsertar (meter cosas por ranuras y agujeros).
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