El cráter de un volcán es una depresión con forma circular que se encuentra en la cima del cono volcánico, formada por la actividad eruptiva.
En esta cavidad, se acumulan cenizas, rocas y lava durante las erupciones. La apertura del cráter permite el escape de gases y magma del interior de la Tierra.
Dependiendo de como sea la intensidad de las erupciones, los cráteres pueden variar tanto en tamaño como en forma, siendo desde pequeños orificios hasta aberturas mucho más extensas.
Su estudio proporciona información muy valiosa sobre la actividad volcánica y el comportamiento geológico de nuestro planeta. Algunos cráteres contienen lagos de cráter, formados por la acumulación de agua de lluvia o el propio deshielo.
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