Los metales pesados son elementos químicos con una densidad relativamente alta y, en muchos casos, propiedades tóxicas para los organismos vivos. Ejemplos comunes incluyen mercurio, plomo y cadmio.
Debido a su toxicidad, la acumulación de metales pesados en el medio ambiente y en organismos puede tener efectos adversos en la salud humana y en los ecosistemas.
Estos metales pueden provenir de actividades industriales, contaminación del agua y otras fuentes antropogénicas. La gestión adecuada y la reducción de la exposición a metales pesados son importantes para la protección ambiental y la salud pública.
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